miércoles, 23 de abril de 2014

Taller literario


La hora del cuento es muy importante en el aula puesto que supone una iniciación a la literatura, además de un medio para que los niños descubran su entorno.

Hace unas semanas realizamos un taller de literatura infantil, en el que cada una de las compañeras debía seleccionar un texto (bien un cuento folclórico o cuento de autor) y una técnica para contarlo, que podían ser: el cuentacuentos, la narración con libro y la lectura.

La primera es más adecuada para los cuentos de origen popular, que fueron trasmitidos oralmente a través del tiempo, de forma que se cuentan y no se leen. No obstante, muchos de estos cuentos, ya sea por la época a la que pertenecieron o por elementos morbosos, deben ser adaptados manteniendo siempre su esencia.

La segunda se parece a la anterior, pero la narración está apoyada con imágenes.

La última consiste en leer en voz alta el cuento.

La historia que escogí fue mi adaptación de El hombre de la piel de oso de los Hermanos Grimm, una historia del folclore, y por lo tanto, la técnica que usé fue la de cuentacuentos. En su momento lo modifique pensando en niños de 4-5 años, pero al incluir más elementos para el taller, sería más conveniente para 5-6 años.

En primer lugar, para poder prepararlo, establecí que haría en cada uno de los siguientes aspectos:

-Copié en una pequeña ficha el hilo argumental. Un cuentacuentos solo debe memorizar el planteamiento, el nudo y el desenlace, y a medida que cuenta una historia puede incluir pequeñas modificaciones en el argumento según las reacciones de los espectadores. 

-Decidí un narrador acorde a la historia, llamado la Abuelita Cuentacuentos porque los cuentos tradicionales se trasmitían antiguamente en el calor de la lumbre y una figura  tan dulce como lo es la de una anciana me trasmitía esa calidez familiar. Para recrear mejor ese personaje me disfracé.

-La entonación general era clara y dulce, y el ritmo pausado, variando en algunos momentos de la narración.  En cambio, no aporté una expresividad concreta a mi voz.

El volumen solo se rompía en algunas partes, de forma intencionada para marcar ciertos personajes. Con el duende Tolín, recurría a una voz baja para indicar que ese era un personaje pequeño, astuto y misterio. Para el protagonista, cuando ya tenía el aspecto de un gigante, la voz era elevada.

Las voces de los personajes no cambiaban, porque al ser más de tres podían producir confusión. 

-Antes de proceder a la narración de la historia inventé una pequeña introducción para comenzar a interactuar con ellos. Antes  hacía que tejía sin ver a las compañeras, y al poco las miré y les dije: "¡Ah, que estabais aquí! ¡Qué niños más guapos y jóvenes" "¿Os gustan los cuentos?". Después me presenté como la Abuelita Cuentacuentos y les decía que hoy tenían mucha suerte que les iba a contar un cuento, y además les hacía preguntas sobre sí se imaginaban de que trataba la historia.

-La fórmula de entrada que usé fue “Había una vez”, y la de salida "Y colorín, colorete por la chimenea sale un.... ¡cohete! ". Esta última estaba acompañada con una onomatopeya.

Además al terminar el cuento ofrecía a cada una de las compañeras una galleta.

-La pausa más importante fue en un momento clave, cuando el protagonista duda sí aceptar la prueba del Duende Tolín, para aportar intriga y provocar expectación.

-Utilicé una comparación, "Violeta era dulce como la miel", que aportaba expresividad.

-Recurrí a numerosos gestos, complementando la parte meramente oral, como: "dibujar" un collar, mirar a lo lejos, un gorro en pico, la altura del personaje, etc.

-A todo el mundo le gusta participar y por eso, durante toda la narración procuré que las compañeras interviniesen. Por ejemplo: les pedía ayuda para que saliesen las monedas de oro con la frase "Perolo, dame el oro", me acompañaban imitando al protagonista como un gigante y al coche de caballos, etc.

Todo esto lo ensayé previamente, varias veces junto con mi madre con el fin de que me corrigiese o aportase nuevas ideas.

En la sesión de clase, conté esta historia a tres grupos de compañeras que me hicieron sus respectivas recomendaciones:
  • Las primeras (María Chapado y Raquel Fernández) les gustó mucho mi trabajo y lo único que vieron que podía mejorar era la extensión de la historia, que al tener tantos elementos podía ser difícil de seguir para los más pequeños. Para el siguiente grupo elimine ciertos aspectos no esenciales para hacerlo más corto. 

  • Las segundas (Mireia Viladés y Sandra Bustillo) también disfrutaron con el cuento y me dijeron que incluyese más participación. Entonces con el último grupo lo tuve en cuenta para interactuar más con ellas. 

  • Las terceras (Nerea Peréz y Natalia Fernández-Pacheco) me hicieron una única recomendación. Mi idea original era dirigir este cuentacuentos a niños más pequeños pero ellas me dijeron que era más apta para más mayores. 
La experiencia fue muy positiva y gracias a ella, aprendí bastante sobre cómo hacer un cuentacuentos,  puesto que a medida que iba narrando el relato, tanto con mi madre como con mis compañeras, me dijeron modificaciones o cosas para incluir muy interesantes para así mejorarlo.

BIBLIOGRAFÍA:

-Apuntes de Literatura Infantil. 

jueves, 10 de abril de 2014

"Dejad que los niños se acerquen a mí"


Cuando ví esta imagen me sentí muy identificada. De pequeña no era muy proclive a leer de forma voluntaria porque desde siempre me habían impuesto leer determinados libros en la escuela y como no los consideraba interesantes, o simplemente me aburrían...al poco los dejaba y así, consiguieron, que un momento tan importante que es la lectura, para mí fuese-con palabras claras-un absoluto tedio.

Pero, cuando estaba en el instituto, un libro de una amiga me llamó la atención, Memorias de Idhún de Laura Gallego, y mira tú por dónde que me encanto. Y de ahí pase a la literatura fantástica, y a otros géneros y libros que me han marcado profundamente:  Las intermitencias de la muerte de José Saramago, Un mundo feliz de Aldous Huxley, Cuentos de imaginación y misterio de Edgar Allan Poe,  Los juegos del hambre de Suzanne Collins, Un día de placer de Isaac Bashevis Singer, etc.

La lista es incontable, historias que he releído una y otra vez, saboreando cada una de sus palabras y detalles más nimios.

Por eso, hay que fomentar la lectura a través de libros que llamen al lector y no imponerlos. Como bien dice Borges:

La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz


sábado, 5 de abril de 2014

Adaptación de un cuento


Jacob Grimm y Wilhelm Grimm
He realizado una adaptación del cuento El hombre de la piel de oso recopilado por los Hermanos Grimm.

La historia trata sobre un soldado que se queda sin nada tras finalizar la guerra, desesperado acepta una penitencia que le propone el Diablo en la que tendrá que estar siete años sin lavarse, sin afeitarse ni cortarse el pelo y las uñas,  vistiendo siempre una capa de oso y durmiendo en un lugar diferente cada noche. Además no podría rezar a Dios. A cambio, el Diablo le da un traje mágico de forma que si mete las manos en los bolsillos sacará oro. En caso de no superar esos siete años el Diablo se quedará con su alma. 

Según los estudios de Bettelheim, Propp y otros folcloristas, el cuento maravilloso representa la vida infantil. Al principio los personajes se encuentran seguros en su núcleo familiar pero por algún motivo, ya sea por voluntad propia o no, tienen que marcharse del hogar y pasar ciertas pruebas en dicho camino.

Los cuentos maravillosos sirven para: estimular la fantasía, la creatividad (al ser narrados y al no usar dibujos, los niños generan imágenes en su mente a través del cuentacuentos),  la lógica (aprenden de forma inconsciente el concepto de causa y consecuencia) y el lenguaje, liberar de los miedos e incorporar a un sistema de actitudes, valores y normas.
Tanto los mitos como los cuentos de hadas responden a las eternas preguntas: ¿Cómo es el mundo en realidad? ¿Cómo tengo que vivir mi vida en él? ¿Cómo puedo ser realmente yo? Los cuentos dejan que el niño imagine como puede aplicar a sí mismo lo que la historia le revela sobra la vida y la naturaleza humana". Bruno Bettelheim. 
La adaptación la realicé en base a la edad de los receptores, 4-5 años, periodo (comprendido desde los cuatro hasta los seís años) dónde se encuentran en la "edad de los cuentos", siendo los cuentos clásicos muy atrayentes. El hombre de la piel de oso responde a las características del cuento maravilloso y por eso, consideré fundamental mantener la estructura básica de la historia y lo mágico de la misma.

En primer lugar inventé un título diferente para el cuento, El hombre que llegó a medir catorce metros, pero que conserva el carácter del original. 

En la historia he incluido una fórmula de entrada, "Había una vez", y otra de salida, "Y colorín, colorete por la chimenea sale un....¡cohete! ", puesto que ambas son propias de los cuentos del folclóricos.  No obstante se pueden cambiar a la hora de narrarlo, en función de cuál sea nuestra intención. Por ejemplo, con la de salida, en caso de querer contar un cuento más,  podríamos decir: "Zapatito roto y usted me cuente otro".

A los personajes más importantes les puse nombres para que sean fácilmente identificables:
  • Protagonista: Daniel.
  • Duende: Tolín. 
  • Hermanas mayores: Primula y Petunia. 
  • Hermana pequeña: Violeta. 
Además cambie la profesión del protagonista y la naturaleza de la criatura (en vez de un Diablo es un duende, de forma que conserva ese elemento mágico de la historia) que le propone la penitencia. Además eliminé los elementos morbosos de la historia como el Diablo, los suicidios, la pérdida del Alma, etc.

Las pruebas por las que pasa han sido modificadas, pero no obstante mantienen la esencia: son pruebas que conllevan que el protagonista adquiera una apariencia que hará que los demás le rechacen y a su vez, que pongan a prueba su valentía. El medallón que le proporciona la madre de Daniel cumple una doble función: representa a una fuerza divina que ayuda al protagonista y además simboliza el amor que sienten sus padres a pesar de que él tenga que irse de casa.

El motivo por el cual el joven acepta el pacto sigue siendo el mismo, el deseo de hacer fortuna.

La extensión de la historia es mucho menor con el fin de mantener la atención de los niños. También el lenguaje lo he adaptado a la edad de 4-5 años y hay ciertas palabras que pueden ser difíciles pero que se sacan por el contexto. Dentro este punto, destaco la frase que he incorporado, "Perolo, dame el oro", que permite al protagonista obtener monedas de oro de la olla. Esto lo incluí porque pensé en el momento del cuentacuentos, puesto al ser un cuento del folclore es la técnica más conveniente para esto, y que sería una buena forma de interactuar con los niños.

El final de la historia es similar al anterior, pero quitando los suicidios y añadiendo un aspecto diferente, cuando Daniel consigue ganar el reto vuelve a su hogar para compartir su fortuna con sus padres.

Espero que os guste mi adaptación. 

El hombre que llegó a medir catorce metros

Había una vez una familia humilde de granjeros que tenían un único hijo llamado Daniel. Cuando Daniel cumplió dieciséis años se marchó de casa para hacer fortuna, pero antes su madre le regaló un gran medallón que si bien no le haría rico si le ayudaría en su camino.

Daniel trabajó un tiempo de leñador, dándole apenas lo suficiente para vivir. Un buen día, su hacha se rompió, y ya no tenía más dinero para comprarse otra. Desolado y sabiendo que sin su hacha ya no podría trabajar, se sentó en un tocón.

Al poco apareció una pequeña criatura que nunca antes había visto el leñador. Era un hombrecito, con gorro en pico y mirada astuta. Daniel le preguntó:

— ¿Y tú quién eres?

El hombrecillo contestó:

— El duende  Tolín. Sé que has perdido todo, pero te puedo proponer un trato que te hará inmensamente rico. Solo, a cambio, tendrás que cumplir un reto.

Entonces, Daniel dijo:

— ¿Qué reto?

A lo que Tolín respondió:

— Por solo dos años crecerás cada mes medio metro,  tendrás que dormir en un lugar diferente cada noche y me tendrás que dar ese medallón tuyo. En caso de no superarlo serás mi criado y si lo superas, eso significará que eres un hombre valiente.

Después de pensarlo un buen rato, Daniel acepto la prueba. Antes de marcharse, el duende le dio una pequeña olla que se llenaba de monedas si decía: Perolo, dame el oro.

Daniel se fue al pueblo más cercano y se compro una casa dónde escondió todas las monedas que pudo para recogerlas cuando terminase el reto de Tolín.

Durante los dos primeros meses, Daniel no tuvo ningún problema. En cada lugar que visitaba era bien recibido, por su oro y su gran altura, que le permitía alcanzar  sitios dónde los demás no podían
.
Pero cuando llegó a medir más de cuatro metros, la ropa y el calzado le quedaban pequeños, y no entraba en las casas. La gente se asustaba al mirarle porque pensaban que era un gigante.

Aunque ofreciese  mucho oro no le dejaban entrar en las posadas para pasar la noche y cada día se sentía más solo.

Un día se encontró a un hombre llorando en el bosque. Daniel le preguntó que por qué lloraba y  el hombre le contestó:

— Tenía un taller de carpintería pero se quemó. Ahora no podré mantener a mis tres hijas.

Daniel sacó su olla de oro y dijo:

— Perolo, dame el oro — Al instante, aparecieron las monedas de oro y se las dio al carpintero.

El hombre aceptó muy  agradecido el dinero, con el que podría construir un taller mejor al anterior, e invitó al joven a su casa. Durante el camino el carpintero se dio cuenta que Daniel era un joven muy bueno y amable, a pesar de su aspecto diferente.  Por eso, le dijo que si una de sus hijas quería casarse con él, sería feliz de que fuese parte de su familia.

Cuando llegaron a la casa, Daniel esperó fuera para que el carpintero les hablase a sus hijas sobre él. Las dos hermanas mayores, Primula y Petunia, al saber que tenía una olla que le daba todas las monedas de oro que desease quisieron casarse con él, pero al verle por la ventana exclamaron:

— ¡Nunca me casaría con un hombre así! ¿Qué pensaría la gente del pueblo? — Y con rapidez se encerraron en su habitación.

La hermana pequeña, Violeta, que era una joven dulce y de buen corazón le dijo a su padre que quería conocerle puesto que si le había ayudado eso significaba que era una buena persona.

Daniel entro con gran dificultad en la casa, agachado, porque el techo era demasiado bajo. Violeta y Daniel estuvieron muchas horas hablando, y cuando ya estaba amaneciendo él dijo:

— ¿De verdad quieres casarte conmigo? —Violeta que se había enamorado de Daniel por su bondad contesto que sí —Yo me tengo que ir para cumplir un reto, volveré al cabo de medio año.  Si para entonces aún quieres ser mi esposa, nos casaremos.

Daniel se marchó de la casa y continúo su viaje. Cada día dormía en un lugar distinto, y cada día era rechazado por la gente que lo veía. Todos pensaban que era un temible gigante que quería hacerlos daño.
Muchas veces pensó que no lo iba a conseguir, y cada vez echaba más de menos a Violeta. Pero finalmente llegó el último día de la prueba, y volvió al lugar dónde había visto por primera vez al duende Tolin.

Allí estaba Tolín, enfadado que le dijo:

—Has ganado la prueba, he perdido un sirviente pero bien cierto es que eres un joven valiente. Dame la olla, y te devolveré a tu aspecto anterior—Además, el duende, que era una criatura de palabra, le dio el medallón a Daniel, y éste lo recibió con gran alegría.

Daniel volvió a la casa que había comprado y cogió todas las monedas que había escondido hace dos años. Con ellas se compro un coche de caballos y fue a buscar a Violeta.

Cuando Violeta vio a Daniel, lo abrazó emocionada por estar otra vez con la persona que amaba.

Primula y Petunia al ver que ese joven era él que habían rechazado tiempo atrás por su gran altura se fueron a llorar a la habitación pensando que Violeta era muy afortunada por estar con alguien como él.

Daniel y Violeta se casaron al poco tiempo, pero antes visitaron a los padres de él y Daniel, que era una persona muy generosa, les dio tantas monedas de oro como para vivir cien vidas sin preocuparse por nada.

Y colorín, colorete por la chimenea sale un....¡cohete!.

BIBLIOGRAFÍA:

-Apuntes de Literatura Infantil.
-Fomento de la lectura. Simbología de los cuentos folcróricos.
-Rodari y la creatividad.
-Características de los cuentos según la edad y etapa del desarrollo lector.
-Evolución de los intereses del niño en relación con la literatura (Francisco Cubells).


WEBGRAFÍA:

https://www.google.es/search?q=el+hombre+de+la+piel+de+oso&oq=el+hombre+de+la+&aqs=chrome.0.69i59j69i57j0j69i61j0l2.6088j0j7&sourceid=chrome&espv=210&es_sm=93&ie=UTF-8