La hora del cuento es muy importante en el aula puesto que supone una iniciación a la literatura, además de un medio para que los niños descubran su entorno.
Hace unas semanas realizamos un taller de literatura
infantil, en el que cada una de las compañeras debía seleccionar un texto (bien
un cuento folclórico o cuento de autor) y una técnica para contarlo, que podían
ser: el cuentacuentos, la narración con libro y la lectura.
La primera es más adecuada para los cuentos de origen
popular, que fueron trasmitidos oralmente a través del tiempo, de forma que se
cuentan y no se leen. No obstante, muchos de estos cuentos, ya sea por la época
a la que pertenecieron o por elementos morbosos, deben ser adaptados manteniendo
siempre su esencia.
La segunda se parece a la anterior, pero la narración está
apoyada con imágenes.
La última consiste en leer en voz alta el cuento.
La historia que escogí fue mi adaptación de El hombre de la piel de oso de los
Hermanos Grimm, una historia del folclore, y por lo tanto, la técnica que usé fue la de cuentacuentos. En su momento lo modifique pensando en niños de 4-5 años, pero al incluir más elementos para el taller, sería más conveniente para 5-6 años.
-Copié en una pequeña ficha el hilo argumental. Un cuentacuentos solo debe memorizar el planteamiento, el nudo y el desenlace, y a medida que cuenta una historia puede incluir pequeñas modificaciones en el argumento según las reacciones de los espectadores.
-Decidí un narrador acorde a la historia, llamado la
Abuelita Cuentacuentos porque los cuentos tradicionales se trasmitían
antiguamente en el calor de la lumbre y una figura tan dulce como lo es la de una anciana me
trasmitía esa calidez familiar. Para recrear mejor ese personaje me disfracé.
-La entonación general era clara y dulce, y el ritmo
pausado, variando en algunos momentos de la narración. En cambio, no aporté una expresividad concreta
a mi voz.
El volumen solo se rompía en algunas partes, de forma intencionada para marcar ciertos personajes. Con el duende Tolín, recurría a una voz baja para indicar que ese era un personaje pequeño, astuto y misterio. Para el protagonista, cuando ya tenía el aspecto de un gigante, la voz era elevada.
Las voces de los personajes no cambiaban, porque al ser más de tres podían producir confusión.
El volumen solo se rompía en algunas partes, de forma intencionada para marcar ciertos personajes. Con el duende Tolín, recurría a una voz baja para indicar que ese era un personaje pequeño, astuto y misterio. Para el protagonista, cuando ya tenía el aspecto de un gigante, la voz era elevada.
Las voces de los personajes no cambiaban, porque al ser más de tres podían producir confusión.
-Antes de proceder a la narración de la historia inventé una pequeña introducción para comenzar a interactuar con ellos. Antes hacía que tejía sin ver a las compañeras, y al poco las miré y les dije: "¡Ah, que estabais aquí! ¡Qué niños más guapos y jóvenes" "¿Os gustan los cuentos?". Después me presenté como la Abuelita Cuentacuentos y les decía que hoy tenían mucha suerte que les iba a contar un cuento, y además les hacía preguntas sobre sí se imaginaban de que trataba la historia.
-La fórmula de entrada que usé fue “Había una vez”, y la de salida "Y colorín, colorete por la chimenea sale un.... ¡cohete! ". Esta última estaba acompañada con una onomatopeya.
Además al terminar el cuento ofrecía a cada una de las compañeras una galleta.
-La fórmula de entrada que usé fue “Había una vez”, y la de salida "Y colorín, colorete por la chimenea sale un.... ¡cohete! ". Esta última estaba acompañada con una onomatopeya.
Además al terminar el cuento ofrecía a cada una de las compañeras una galleta.
-La pausa más importante fue en un momento clave,
cuando el protagonista duda sí aceptar la prueba del Duende Tolín, para aportar intriga y provocar expectación.
-Utilicé una comparación, "Violeta era dulce como la miel", que aportaba expresividad.
-Recurrí a numerosos gestos, complementando la parte meramente oral, como: "dibujar" un collar, mirar a lo lejos, un gorro en pico, la altura del personaje, etc.
-A todo el mundo le gusta participar y por eso, durante toda la narración procuré que las compañeras interviniesen. Por ejemplo: les pedía ayuda para que saliesen las monedas de oro con la frase "Perolo, dame el oro", me acompañaban imitando al protagonista como un gigante y al coche de caballos, etc.
Todo esto lo ensayé previamente, varias veces junto con mi madre con el fin de que me corrigiese o aportase nuevas ideas.
En la sesión de clase, conté esta historia a tres grupos de compañeras que me hicieron sus respectivas recomendaciones:
-Utilicé una comparación, "Violeta era dulce como la miel", que aportaba expresividad.
-Recurrí a numerosos gestos, complementando la parte meramente oral, como: "dibujar" un collar, mirar a lo lejos, un gorro en pico, la altura del personaje, etc.
-A todo el mundo le gusta participar y por eso, durante toda la narración procuré que las compañeras interviniesen. Por ejemplo: les pedía ayuda para que saliesen las monedas de oro con la frase "Perolo, dame el oro", me acompañaban imitando al protagonista como un gigante y al coche de caballos, etc.
Todo esto lo ensayé previamente, varias veces junto con mi madre con el fin de que me corrigiese o aportase nuevas ideas.
En la sesión de clase, conté esta historia a tres grupos de compañeras que me hicieron sus respectivas recomendaciones:
- Las primeras (María Chapado y Raquel Fernández) les gustó mucho mi trabajo y lo único que vieron que podía mejorar era la extensión de la historia, que al tener tantos elementos podía ser difícil de seguir para los más pequeños. Para el siguiente grupo elimine ciertos aspectos no esenciales para hacerlo más corto.
- Las segundas (Mireia Viladés y Sandra Bustillo) también disfrutaron con el cuento y me dijeron que incluyese más participación. Entonces con el último grupo lo tuve en cuenta para interactuar más con ellas.
- Las terceras (Nerea Peréz y Natalia Fernández-Pacheco) me hicieron una única recomendación. Mi idea original era dirigir este cuentacuentos a niños más pequeños pero ellas me dijeron que era más apta para más mayores.
La experiencia fue muy positiva y gracias a ella, aprendí bastante sobre cómo hacer un cuentacuentos, puesto que a medida que iba narrando el relato, tanto con mi madre como con mis compañeras, me dijeron modificaciones o cosas para incluir muy interesantes para así mejorarlo.
BIBLIOGRAFÍA:
-Apuntes de Literatura Infantil.
BIBLIOGRAFÍA:
-Apuntes de Literatura Infantil.